El Intelecto en Avicena
Avicena nació en
el actual Uzbekistán en el año 980 y murió en el 1037 en Hamadán (Irán). Fue un
médico y filósofo que, junto con Averroes, es considerado uno de los filósofos
más influyentes de la Edad Media. Abarcó todos los temas científicos y
artísticos de su tiempo y tuvo una gran repercusión en la posterior
escolástica, especialmente en los franciscanos. Se dice que desde muy pequeño
comenzó a estudiar filosofía, gramática, medicina, derecho, geometría, música y religión. Uno de los temas centrales de su pensamiento es el que ronda al Intelecto.
Según Avicena
hay un ser primero y necesario que es Dios, que es simple y perfecto, concepto básico
en la tradición islámica. Otra característica de este ser necesario es que la
esencia y la existencia se identifican: Dios solo se puede concebir a sí mismo
existiendo. Avicena sostiene que todos lo que “es” tiene una esencia y
existencia. Estas pueden estar juntas, como en el caso de Dios; o pueden estar
separadas, como en los seres contingentes. Estos seres en los que la esencia y
existencia van por separado son los productos de Dios: «El ser necesario es aquel que, si se
supone no existente, implica contradicción. El ser posible es aquel que puede
suponerse como no existente o existente sin implicar contradicción. El ser
necesario es de existencia indispensable, mientras que el ser posible es el que
no tiene en sí necesidad de ninguna manera, es decir, ni para existir ni para
no existir».
Resumiendo: el ser tiene que ser o posible o
necesario, pero no imposible, ya que nuestra mente no puede pensar en lo
imposible.
Este ser necesario es el que da
lugar al primer intelecto, que es necesario, ya que procede de Dios. Ahora, lo
que hay que demostrar es cómo de este primer intelecto que es único, desemboque
en la multiplicidad del mundo material.
Cuando
aparece el primer intelecto deja de ser simple, ya que, al haber sido generado,
su esencia no corresponde con su existencia. Debido a que ha perdido su simplicidad, este
intelecto puede llevar a cabo un doble acto intelectivo del que surgen tres
seres: cuando este intelecto se piensa a sí mismo como necesario porque ha
recibido su existencia directamente del ser necesario, entonces genera al alma
que mueve el primer cielo; cuando se piensa como distinto del ser necesario, se
entiende a sí mismo como posible y entonces genera el cuerpo de ese primer
cielo; cuando piensa ahora en su origen, es decir, en el ser necesario, genera
un nuevo intelecto.
Hay
distintas fases que corresponden con la aparición del intelecto, el cuerpo y el
alma; primero de las esferas, luego de las estrellas fijas, de Saturno, de
Júpiter, Marte, del Sol, de Venus, de Mercurio, de la Luna y finalmente del
intelecto agente.
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