Antropología en Tomás de Aquino
Inspirándose en Aristóteles, Tomás de Aquino sostiene que el hombre está constituido de materia (o cuerpo) y forma (alma), y están relacionadas de una manera substancial: ambas son totalmente necesarias y no pueden separarse. El alma humana es creada por Dios y es inmortal y está destinada a estar junto al cuerpo, aunque no constituyen ninguna "cárcel", como lo era para Platón.
La noción de alma es irreductible a la de cuerpo, y ademas el lenguaje del alma ayuda a la comprensión de los fenómenos humanos sin que sea factible prescindir de el. La doctrina del alma dada por Santo Tomás es adecuada para explicar su naturaleza, su génesis y su unicidad. No es reduccionista como el monismo materialista o el espiritualista; mantiene un dualismo en el que, sin embargo, trata de conjuntar al máximo ambos elementos del compuesto. Trata de conectar el alma con el cuerpo, procurando evitar el otro extremo que es el dualismo cartesiano, en el que es sumamente difícil explicar su interacción.
La materia por si sola, no puede existir. La forma constituye el elemento imprescindible para que esta obtenga toda su potencialidad. Es a través de la forma como la materia se individualiza, y presenta sus diferencias. Es el sustrato fundamental de la materia (su esencia), pero también su principio de individuación. La forma es lo que hace de un ser vivo sea ese ser vivo y no otro.
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La materia no es una realidad existente al margen de la naturaleza divina, sino que es efecto de Dios y participa por el ser de alguna perfección divina. De este modo, la relación entre Dios y la materia es la de Creador y criatura, pues si lo activo es causa de lo pasivo, Dios, en tanto potencia activa, es causa de la materia, que es potencia pasiva: “es razonable que el primer principio pasivo sea efecto del primer principio activo, pues todo lo imperfecto es causado por lo perfecto” (Tomás de Aquino, “Suma Teológica”). Por tanto, la creación de cuanto existe no dependió ni depende de la materia, pues Dios, creando las cosas, no ha presupuesto ninguna materia. Dios es el único principio de la creación (Tomás de Aquino, “Suma Teológica”) y creó la materia, pero no sin forma alguna, ya que la materia no puede darse sin la determinación de alguna forma que la determina en una especie concreta (la materia y la forma son elementos constitutivos de todo ente corpóreo ).
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